Una imagen ha dado la vuelta al mundo. La imagen de un pequeño sin vida en una playa turca se vuelve de inmediato en el símbolo del éxodo de migrantes del norte de África hacia Europa. el niño sirio se llamaba Aylan, era de origen sirio y tenía tres años.

La fotografía, que es portada de muchísimos periódicos alrededor del mundo, es posiblemente la más conmovedora del éxodo sirio. Quizá ya la más simbólica. Y el impacto en las redes sociales fue tan inmediato como justificado. 

El contexto de la foto es este: al menos 12 personas, se cree que todas de nacionalidad siria, se ahogaron al hundirse dos barcas que zarparon del sudeste de Turquía en dirección a la isla griega de Kos.

Uno de los dos botes, con 16 sirios, se hundió nada más partir de Akyarlar, en la península de Bodrum. Siete de ellos perdieron la vida, siete fueron rescatados y dos seguían ayer desaparecidos. En otro bote, partiendo del mismo punto, iban ocho sirios. Cinco niños y una mujer se ahogaron; dos sobrevivieron al llevar chaleco salvavidas. Uno de esos cinco niños es el que aparece en la foto

Falta ver ahora el impacto que esta fotografía, que retrata la tragedia de miles de personas, tiene en los gobernantes europeos, en particular entre los más reticentes a acoger refugiados, los que ponen condiciones, o entre los que directamente se niegan. 

En Islandia, por ejemplo, 11.000 personas ya se se han ofrecido a abrirles las puertas de sus casas a los inmigrantes y el Gobierno Islandés expresó su voluntad de abrirles las puertas a los que huyen de la crítica situación en sus países de origen. 

Por otro lado países como Hungría siguen endureciendo las políticas anti inmigración e impiden que cientos de refugiados tomen trenes hacia Berlín.