Por: Roberto Mora

En un intento por tender puentes con su partido, el candidato Donald Trump sostuvo ayer varias reuniones a puerta cerrada con parlamentarios en Washington D.C. La más importante fue con el líder de la Cámara de Representantes Paul Ryan, quien había declarado esta semana que no estaba preparado AUN para apoyarlo. Y resalto la palabra AUN, porque esto dejo la puerta abierta para abrir las negociaciones.

Ryan calificó la reunión como esperanzadora y productiva, sin negar que persisten muchas diferencias. Hizo una distinción entre los principios y las políticas, implicando que en los primeros  no debe haber fisuras en el partido, mientras que las políticas pueden discutirse y conciliarse.  Agregó que la unión del partido no se logra en una reunión de 45 minutos, luego de unas primarias tan polarizadas, y que lo que se pretende es una unión real, no una fachada.

Una de las preocupaciones de los senadores es que el 8 de noviembre se van a renovar 34 curules en el Senado, 24 de ellas en poder del partido republicano. Y muchos de estos senadores temen que las controversiales posturas de TRUMP y su alta desfavorabilidad entre las mujeres y los latinos afecten sus posibilidades de reelegirse y de mantener la mayoría de 54 escaños que actualmente tienen en esa corporación.  Es por esto que muchos de ellos pretenden que TRUMP modere su tono y sus políticas antes de expresarle su apoyo. Trascendió que miembros de la Cámara y del Senado confrontaron a TRUMP en temas como inmigración, política exterior y pago de la deuda.

Aunque el billonario se jactaba de financiar su campaña con recursos propios, está claro que no va a sacar de su bolsillo el billón de dólares que requiere para las elecciones generales, así que necesita del apoyo de su partido en aspectos cruciales: logística, recursos financieros, bancos de datos y  asesores.

A pesar de lo anterior, el movimiento “nunca Trump” sobrevive entre muchos republicanos que no entienden como luego de descalificarlo, algunos quieran apoyarlo para la presidencia. De hecho, no cuenta con las familias Reagan y Bush ni con los últimos dos candidatos republicamos:  Macain y  Romney. La pregunta es que va a prevalecer entre líderes y votantes republicanos: el Nunca Trump o el Nunca Hillary.