A tan solo unos días de que estallara el escándalo por la divulgación de los Panamá Papers, un primer ministro renunció, otro se vio forzado a admitir que tuvo acciones en una cuenta “offshore” y un presidente será investigado.

Estamos hablando del primer ministro de Islandia, Sigmundur Gunnlaugsson, que se vio obligado a ceder ante la presión de la opinión pública y renunció; de David Cameron , primer ministro inglés que ha tenido que dar toda suerte de explicaciones por cuenta de sus cuentas offshore en Panamá y de Mauricio Macri, de Argentina a quien se la abrirá una investigación en su país.

Y estos nos son los únicos. A Vladimir Putin también le han encontrado nexos con el escándalo. Un amigo muy cercano del presidente ruso e incluso padrino de una de sus hijas, creó varias sociedades opacas en Panamá para lavar cerca de 2.000 millones de dólares con ayuda de importantes empresas estatales rusas, entre ellas el banco Rossia.

Entre la enorme cantidad de información revelada en los Panamá Papers, aparecen incluso varios personajes cercanos a los círculos de poder del gobierno venezolano aparecen dirigiendo sus posesiones hacia aguas más claras.

Los Panamá Papers hablan de cuentas ocultas en paraísos fiscales y apuntan a que algunos de sus titulares son responsables de lavado de dinero o evasión de impuestos. Este escándalo ha puesto en apuros.