Por: Santiago José Castro

Con una inflación por encima del 8%, las empresas más importantes del país con una reducción del 70% en sus utilidades, el sector minero-energético en crisis, el comercio en la incertidumbre y ad portas de una reforma tributaria; se firmó el punto correspondiente al fin del conflicto, luego de que el ministro anunciara la nueva economía colombiana, el Presidente la guerra urbana de no firmarse la paz y nuevos impuestos si continuaba la guerra.

Preguntado el domingo por varios medios de comunicación sobre cómo financiar las grandes inversiones que se requieren para sostener y proteger las Zonas Veredales Transitorias y de Normalización y los campamentos guerrilleros, el Presidente Santos insistió en que llegarían recursos de Cooperación Internacional y que su gobierno pondría otro tanto. Pregunto entonces ¿Y la fortuna de las FARC? ¿Los miles de millones de dólares que han recibido por su activa participación en el narcotráfico, la extorsión, el secuestro y la minería informal?

Datos del propio ministerio de defensa, compilados y analizados desde hace años por el Centro de Seguridad y Democracia de la Universidad Sergio Arboleda, muestra que la extorsión en los territorios con influencia guerrillera se ha disparado en los últimos años y no se lee en el acuerdo con las FARC un desmonte claro de estas estrcturas de financiamiento que aún hoy mantiene la guerrilla. Lo que sí se lee entre líneas en los borradores de acuerdos que ya se conocen, es un punto de partida para la reforma agraria. Incluso varios medios han insistido en que la actualización catastral podría llegar después del acuerdo final ¿Acaso no es ello competencia de los alcaldes?

Recordemos también que la inversión extranjera directa viene cayendo en toda la región, siendo Colombia el país donde más se redujo, tal como lo informamos en su momento. De igual modo, tengamos presente que la Unión Europea y los EEUU tendrán que hacer un ajuste en sus cuentas ¿De dónde entonces vienen los importantes recursos que anuncia el Presidente Santos?

Lo que podemos anunciar desde ya es un nuevo aumento del gasto público y del empleo público, una reforma tributaria limitada, pues el gobierno no puede correr el riesgo de que la ciudadanía reaccione contra el plebiscito, y, paradójicamente, una nueva reducción de la inversión extranjera directa. Siguen, además, buscando 9.000 millones de dólares para las obras 4 G.

Yo sigo muy triste doctor Londoño. Prosperidad para todos!