Por: Roberto Mora

Hoy vamos a referirnos a la peor crisis humanitaria que enfrenta el mundo actualmente. Me refiero por supuesto a la guerra en Siria, que comenzó hace poco más de 5 años, en marzo de 2011, como un capítulo más de la “primavera árabe”, para convertirse primero en guerra civil y luego en conflicto regional. Se calcula que desde entonces han muerto violentamente más de 250.000 personas  y más de 11 millones han tenido que buscar refugio en otros países de la región, y en Europa. 

En esta tragedia se mezclan todos los elementos para crear la tormenta perfecta: un gobierno autoritario y minoritario que aplasta la oposición democrática con bombardeos indiscriminados y armas químicas. La histórica división religiosa entre sunnies y Shias, y por ende entre de los regímenes regionales que representan una y otra secta, y la rivalidad entre Rusia y occidente.

Las partes del conflicto son, de una parte, el régimen shia-alawite de Bashar Alasad apoyado por Irán, el grupo terrorista Hezbolla y Rusia.  Contra el régimen se levantan los rebeldes Sunni y grupos terroristas afiliados al Estado Islámico y a Al Qaeda. Países de la región como Turquía Arabia Saudita, Catar y Jordania apoyan a los rebeldes, junto con potencias mundiales como EEUU y Francia.

Ante este caos, los EEUU han sido erráticos desde el comienzo. El presidente Obama declaraba poco después del comienzo de la guerra civil que Al Bashar debía irse, pero sin comprometer los recursos y el capital político para lograr ese objetivo, y sin apoyar a los rebeldes. Con posterioridad se ha ido involucrando tímidamente mediante ataques aéreos y asesores militares, pero su indecisión envalentonó a Rusia, que ante el progresivo deterioro del régimen de su aliado intervino unilateralmente en el conflicto con la excusa de combatir el terrorismo del Estado Islámico, pero atacando principalmente a los rebeldes.

Desde 2014 Rusia y EEUU, con los auspicios de la ONU han intentado hallar una salida política al conflicto, pero el régimen de Al Bashar se ha mostrado intransigente. Lo máximo que ha logrado el Representante Especial del Secretario General de la ONU, Staffan de Mistura es pactar un cese al fuego localizado en algunas partes del país. La importante ciudad de Alepo no estaba incluida en ese pacto, pero los horrores de los últimos combates y bombardeos  obligaron a los EEUU y Rusia a presionar un cese al fuego allí.

Un cese al fuego que no luce muy auspicioso.  Incluso las versiones son contradictorias sobre cuando debía entrar en efecto. Mientras el Departamento de Estado de EEUU señalaba la media noche del miércoles, la televisión Siria aludía a la una de la mañana de hoy jueves. La ciudad está dividida y el problema más difícil tiene que ver con el manejo del Frente Nusra, un grupo afiliado a Al Qaeda  que opera en la ciudad, y sin hacer parte del cese al fuego, se mezcla con los rebeldes en las zonas que no están bajo el  control del gobierno. En fin,  Siria es no solamente la peor tragedia humanitaria actual, sino uno de los temas más importantes de la política internacional americana, que se debate entre la intervención y el aislacionismo, un tema sobre el cual profundizaremos en futuros programas.