El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su homólogo ruso dejan, Vladimir Putin han dejado entrever sus diferencias sobre Siria y sobre la guerra contra el Estado Islámico y el terrorismo. Obama y Putin han coincidido en la ONU  en la necesidad de derrotar a los yihadistas, pero discreparon en el método.

Y aunque muchas son las diferencias frente al conflicto Sirio entre Washington y Moscu, podemos resumirlas en 4 principales:

La primera de esas diferencias tiene que ver con Bashar al Asad, presidente Sirio a quien  Rusia ve como aliado y EE.UU como enemigo.
El segundo punto  de discordia es a quien dar el apoyo militar. Rusia aboga por apoyar directamente a las fuerzas gubernamentales. Mientras,  Washington se ha dedicado a apoyar a los opositores más moderados del gobierno de Damasco.

El tercer aspecto que los distancia son sus aliados regionales.  EE.UU. ha contado desde el inicio con el apoyo de Arabia Saudita, que comparte con la Casa Blanca el objetivo de derrocar a Bashar al Asad. Rusia por su parte no esconde su afinidad con Irán, reconocidos enemigos historicos de los saudies. Mientras en este tema de Siria Irán se opone al Gobierno Obama y a sus aliados , es conocido el acuerdo nuclear que se firmó entre el G5, liderado por EE.UU, y este país islamico. Para muchos Obama es incoherente y por lo menos en esta casión este escenario debería obligar a Washington a preguntarse por su relación con Iran.

Y por último, la mayor diferencia entre Putin y Obama con respecto a Siria, tiene que ver con la forma en que confrontan su protagonismo en el conflicto. Mientras Obama se ve casi que forzado a participar en este conflicto, a Putin parece agradarle, lo busca, le conviene. Un claro ejemplo de por qué, en lo que respecta a Siria, Vladimir Putin tiene muchas más cosas que ganar, y menos que perder, que Barack Obama.