Estamos aprovechando estos días de diciembre para referirnos a ciertos temas que no hay espacio ni holgura entre los afanes del día a día para presentar como conviene. Estamos diciendo que la cocaína es el combustible que alimenta todas las guerras y resulta que nos falta, nos falta todavía mucho más. Ya hicimos una presentación general de lo que suponen las zonas cocaleras, después hablamos del tipo de crimen que se instaura en esas zonas cocaleras, de las ramificaciones venosas de todo el sistema para producir el contrabando hacia el exterior y para producir el contrabando de los que llaman los precursores químicos, especialmente del cemento y la gasolina, y eso es un mundo, esas son unas ramificaciones pavorosas; pero nos está faltando un pequeño detalle, queridos amigos (…). Por fuerza de la circunstancias, y porque tenía que ser así, el país se convirtió en un gran consumidor de coca…