Es posible que nuestras palabras lleguen en total desacuerdo, inclusive con las palabras del presidente Uribe Vélez que se mostró muy complacido con la jornada indagatoria que rindió ayer durante más de siete horas. Sea lo que sea, tenemos que decir la verdad; somos juristas por profesión, por vocación, por dedicación y somos ciudadanos obligados a hacer crítica sobre los asuntos nacionales. Lo de ayer fue sencillamente bochornoso, doloroso, triste. Con unas sonrisas los magistrados instructores de la Corte no son capaces de ocultar el fondo tenebroso que hay en este pseudo-proceso que inician y adelantan contra el presidente Álvaro Uribe Vélez; les vamos a probar por qué. Si la Corte fuera realmente decente, si tuviera un ápice de dignidad y si estuviera respetando los derechos del presidente Uribe y de los colombianos que sienten comprometidas su suerte con la del presidente Uribe, hubiera declarado inválidas las interceptaciones telefónicas tramposas que se hicieron contra el presidente Uribe. A la Corte le falta dignidad y grandeza para hacer algo semejante; al país entero le consta que lo ha hecho con las interceptaciones telefónicas al presidente Uribe es la más dura, la más oscura, la más nefanda, violación de los derechos procesales de un individuo en la historia de Colombia…