Dicen muchos en Colombia, y con toda razón, que mientras no tengamos un administración de justicia confiable el país no tiene redención, eso es así, eso es así. Y el principio de la desintegración del poder judicial en Colombia viene del Consejo Superior de la Judicatura que es un instrumento de los políticos corruptos porque la Constitución del 91 cometió el inmenso disparate de crear un tribunal que sería el origen de todo el poder judicial de ahí en adelante, y ese tribunal es nombrado por los políticos. Hay muchas maneras de construir tribunales en el mundo, pero la peor sí es dársela a los políticos porque la primera condición del poder judicial es su independencia, su imparcialidad (…). Y estamos presenciando, al mismo tiempo, dos espectáculos sencillamente deprimentes que sublevan el alma o que la contristan hasta niveles de la desesperación y de la melancolía absoluta de un país que ve que no tiene remisión posible…