Nuncio Apostólico vino a Colombia con el ánimo de hacer política

Estos hechos recientísimos ilustran e impulsan estas palabras que vamos a decirles a ustedes desde acá desde el editorial de La Hora de la Verdad. El primero proviene de una encuesta que ratifica muchas otras, en el sentido de que la Iglesia Católica ha perdido gran parte de su significación en la vida social; la gente no cree en ella, no cree en los cardenales, en los obispos, en los curas, y eso por primera vez en la historia. Desde el Frente Nacional, la Iglesia Católica era un elemento esencial del orden social y así lo reconocía la propia Constitución Política de Colombia ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Por qué ese descrédito de la Iglesia Católica?, pues eso se junta al segundo hecho al que nos vamos a referir que confirma nuestro diagnóstico. Este problema se debe a que en un mundo carente de Dios, pero ansioso de Dios, estamos como en la mitad de un desierto donde la gente dice de qué agua beberé. Jesús lo decía: “Yo soy fuente de agua viva. Beber en esa fuente de agua viva nos quita la sed para siempre”. Podemos tener dolores, enfermedades, disminuciones, pero si tenemos la fe, si tenemos la esperanza en un mundo mejor y en una vida ultraterrena, las cosas, las peores cosas que nos pueden ocurrir son llevaderas. El Nuncio del Papa Francisco, que está muy dedicado a hacer política por aquí en América Latina como la hizo en Venezuela, donde atornilló al gobierno de Nicolás Maduro cuando estaba caído, y cuando le dio tantas ínfulas al gobierno de Castro cuando estaba pasando la peor de sus etapas políticas, vino aquí con el ánimo de hacer política…

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