LUBIANKA PROPIA, QUÉ EMOCIÓN

Por: Fernando Londoño Hoyos

Lo mejor que podía pasarles a los desgraciados que entraban a la Lubianka, era que les metieran el tiro en la nuca. Eso era lo mejor. Porque sobrevivir la Lubianka era mantenerse en el infierno.

Estamos hablando, para los que no son duchos en la historia nada gloriosa del comunismo, de la cárcel donde Stalin mandaba  sus enemigos o a los que sospechaba que lo fueran o a los que podían contar quiénes eran aquellos desgraciados.

La nuestra la ha montado un viejo miembro de la Juventud Comunista del Tolima –JUCO- que ahora, por esas casualidades de la vida, es Fiscal general de la Nación. Es el antro diabólico donde van a consumirse los réprobos del sistema, que no salen sino pagando el precio de su total envilecimiento y con la promesa de mentir cuanto sea suficiente para condenar a los enemigos del régimen. Ya adivinarán que fue en la Lubianka donde se graduó de jacker un pobre oficinista llamado Andrés Sepúlveda, que ha preferido 10 años de cárcel a quedarse más tiempo en esos socavones.

No le extrañará a estas alturas al lector que María del Pilar Hurtado haya sido enviado de una, como ahora dicen los que usan Facebook, al bunker de la fiscalía. Los magistrados del Tribunal ya tienen la consigna. Y no es para condenarla, se lo dice cariñosamente el inventor de ese  antro de tortura, sino para que confiese quién le ordenó que chuzara a los magistrados de la Corte que será su juez, todo vale, y a los próceres que aspiran a representar un capítulo de esa novela. Lo que son Cepeda y la Córdoba y Coronel, no se quedan sin ese honor. Sería como no estar en nada.

La prisión de la ex directora del DAS la desencadenó INTERPOL, diciendo que su caso nada tenía que ver con cuestiones políticas. ¿Acaso esos imbéciles sentirán arrepentimiento o pudor después de ver  la carnicería política a la que sometieron a su víctima?

¿Quién convenció a INTERPOL para que librara la “roja”? Pues Juanpa, sin duda. Y la prueba es que lo niega. Lo hizo en París, en ese viaje que parecía del todo carente de sentido. Pues lo tenía. Iba por la cabeza de María del Pilar, es decir, de Uribe. Y para eso se aprovechó del más siniestro de los personajes del régimen, el general Naranjo, y de sus contactos con la policía internacional. No tengan duda.

Ya María del Pilar está en la Lubianka. Ya debieron empezar los interrogatorios, las amenazas, las promesas. Porque la cosa no es con ella, como ya le dijo el de la JUCO. La cosa es con Uribe. Deme su cabeza, diga algo en su contra, jure que le ordenó chuzar, aunque no sepa a quién, aunque no sepa cuándo. Eso nos lo inventamos aquí. Y si no, ¿para qué tenemos ciertos varones especializados en la materia?

Que no hay una chuzada, ni una tan sola. Diga que las borraron. Que no sabe si alguien interceptó una llamada. No importa: aquí está la lista. Que nada de eso es verdad. Pues qué prefiere: seguir aquí unos meses y después 30 años en el Buen Pastor o que la mandemos a la casa, como heroína del régimen que lo hace todo por la paz de Colombia. Usted verá.
Los noticieros están de fiesta. Les parece que asisten al más importante episodio de la Historia de Colombia. Que son copartícipes en esta lucha a muerte contra

los demonios uribistas. También se sienten salvadores de la Patria. Y París, bien vale una misa. Claro que no saben quién dijo eso. Ni les importa. 

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