Por Angela M Henao F

La ejecución en Corea del Norte del ministro de Defensa, Hyon Yong-chol, acusado de traición por dormirse en un evento en presencia del dictador Kim Jong-Un, se suma a la de otras 19 personas en similares circunstancias desde principios de año.

Según los servicios de inteligencia de Corea del Sur, para afirmarse en el poder, en poco más de tres años Kim Jong-un ha ordenado la muerte de cerca de 70 altos funcionarios: 17 en 2012, 10 en 2013 y 41 en 2014.

El dictador norcoreano ordenó las ejecuciones de los altos funcionarios del régimen por expresar opiniones diferentes a la suya.

El régimen norcoreano oculta con extremo hermetismo todo lo que ocurre en sus altas esferas, por lo que prácticamente toda la información sobre éstas procede de la Inteligencia y de los medios surcoreanos, cuyas fuentes son imposibles de verificar. Este hermetismo ha causado que el dictador y lo que sucede en su país, se convierta casi en un mito.

Sin embargo no es un mito que millones de personas sufren formas extremas de represión y violaciones de casi todo el espectro de los derechos humanos en Corea del Norte. En enero de 2013, la ONU dio la voz de alarma y señaló que en el país se vive “una de las peores situaciones del mundo en materia de derechos humanos, a pesar de que prácticamente se desconoce y no se informa sobre ella”.

Esta situación pone en riesgo la supervivencia del régimen. Analistas internacionales insisten en que la situación en Corea del Norte es muy volátil en estos momentos. Los hechos demuestran que el dictador no parece contar con  el respeto ni el liderazgo, entre los norcoreanos ni siquiera entre su círculo más cercano.

No obstante, por el momento no se teme que colapse el país, pero de continuar así,  la comunidad internacional tendrá que pensar en un plan de contingencia para la península coreana.

Los expertos advierten: las consecuencias de este potencial colapso serán aterradoras y subrayan que la comunidad internacional necesita estar preparada para el fin de la dinastía Kim.

Norcorea es uno de los vestigios del comunismo internacional y el conflicto entre las dos coreas, norte y sur, es uno de los últimos rezagos de la guerra fría.  La eterna disputa entre los dos sistemas económicos se vive en el paralelo 38