Modesto consuelo es poder decirle a Colombia que teníamos razón, modesto consuelo. Estamos hablando de la crisis cafetera del país hace más de 40 años, siguiendo la línea de pensamiento de mi padre, Fernando Londoño Londoño. Veníamos sosteniendo que Colombia está cometiendo una equivocación inmensa, y probablemente irreparable, la equivocación de apuntarse a las cuotas, de mezclar el café de Colombia con cafés de mala calidad para dejar un resultado más o menos potable, la equivocación de competir en lo que no se puede competir. Aquí algunos ignorantes en materia cafetera dicen que los cafeteros colombianos no son eficientes comparados con los cafeteros del Brasil u hoy en día como los cafeteros de Vietnam, es que no producen lo mismo, y no lo producen en las mismas condiciones (…) Resultado, un café completamente distinto…