Hechos del Palacio de Justicia 6 y 7 de Noviembre de 1985

Por Coronel Luis Alfonso Plazas Vega 

HECHOS DEL PALACIO DE JUSTICIA 6 Y 7 NOV 1985

(Temas que los medios no difunden a la opinión pública)

FUSILAMIENTO DE MAGISTRADOS POR EL M-19

El magistrado Hernando Tapias Rocha, de la sala civil, rescatado por el Ejército, relata cómo, cuando fue retenido por el M-19, los insurgentes llamaban a los magistrados Ricardo Medina Moyano y Manuel Gaona Cruz para que salieran de sus oficinas. Relata también como los principales funcionarios fueron llevados al baño que quedaba en el entrepiso del segundo y tercer pisos. Era algo así como las diez de la noche.  Les ordenaron guardar silencio y apagaron la luz. Luego fueron llegando más y  más personas huyendo del calor del incendio.

 Se transcribe un aparte de la declaración de este Magistrado, colega y amigo de los fallecidos, aparte que se extrae del informe del Tribunal Especial de Instrucción: 

“…Preguntado: Doctor Tapias Rocha sírvase informarle al Juzgado que persona o personas le hirieron a Ud. y a los demás rehenes que se encontraban dentro del baño ubicado entre el segundo y el tercer piso del costado Norte del Palacio de Justicia. Contestó: No tengo certeza respecto a las personas o la persona que me pudo haber herido, pero quienes se encontraban en condiciones de disparar, eran los guerrilleros del M-19. Ellos se hicieron en fila contra la pared correspondiente a los orinales y ordenaron a los Magistrados de la Corte que nos colocáramos enfrente de ellos y yo comprendí en ese momento que el propósito era ejecutarnos como rehenes…”. (Informe del TEI, pag 47)

Y más adelante 

 “…En relación con los guerrilleros del M-19 yo quedé de perfil y por eso cuando sentí que era herido en la espalda, no tuve la menor duda en relación con que eran ellos quienes disparaban…” (Ibídem) (Negrilla fuera de texto)

Y en otro aparte de su declaración: 

“…Seguro de que quienes habían disparado eran guerrilleros tan pronto como me sentí herido me hice el muerto, recostándome contra un cuerpo que no se movía. Permanecí allí unos instantes y enseguida logré arrastrarme hasta el compartimento correspondiente al primer inodoro. Allí quedé recostado cerca de la puerta protegiéndome lo más posible y desde ese sitio vi al doctor Nemesio Camacho, tendido de espaldas en el piso y herido en la cabeza…” (Ibídem)

 “…Vi igualmente antes de entrar al baño a algunos guerrilleros con revólveres en las manos, confirmando de esta manera que fueron ellos quienes nos dispararon…” (Ibídem)

Léase también la declaración de este otro Magistrado rescatado, Nemesio Camacho, quién fue categórico:

  “…Los señores del M-19 dispararon sus armas y allí percibí que había sido herido en la cabeza y en la pierna…”  

En el mismo sentido hay otras declaraciones de quienes presenciaron el holocausto y sobrevivieron como la señora Alba Inés Rodríguez, empleada de la sección segunda del Consejo de Estado, o María Humbertina Hernández, auxiliar del Consejo de Estado.

“…Esa fraternización tuvo muchas otras manifestaciones que no vale la pena relatar. Pero, a partir de ese momento de la información sobre la toma del tercer piso, el Comandante ordenó, perentoriamente, la formación de los guerrilleros en el sector occidental del baño (orinales) de frente a los rehenes quienes se formaron en filas por categorías: adelante los Magistrados, seguían los funcionarios (auxiliares y abogados primero, empleados y choferes, luego) para que al final se ubicaran las mujeres.

Este episodio lo relata dramáticamente el Magistrado Nemesio Camacho en los siguientes términos:

«En un momento, Andrés Almarales nos llamó a los Magistrados de la Corte y a los Consejeros de Estado, nos hizo sentar en la primera línea y colocó al frente un práctico pelotón de fusilamiento. Nos dijo: “ustedes son nuestra última carta, porque para que caigamos nosotros, primero deben caer ustedes” (Declaración rendida ante el Juez 77 de Instrucción Criminal).

Algunos guerrilleros, alegando su situación de heridos, pretendieron sustraerse a la orden que les daba su jefe, quien, en forma airada, la reiteró siendo obedecido inmediatamente.

«…en frente se apostaron como unos 4 guerrilleros con las ametralladoras contra nosotros…».

 Dice la doctora Helena Gutiérrez, Y Betty Quintero González, da versión más avanzada de esta ocurrencia, así:

«…De pronto dijeron que se pusieran todos los Magistrados adelante, que por ellos iban a empezar a matarlos uno por uno…».

Esta interpretación parece fundamentarse en la indicación que Almarales hizo al Magistrado Gaona de que al gritar solicitando el cese al fuego advirtiera que iban a ser sacrificados uno a uno, como última carta. (Véase declaración de Amanda Leal de Gallego).

Sin embargo, el Consejero doctor Samuel Buitrago es enfático sobre este punto cuando dice:

«… Los guerrilleros nos habían colocado a los Magistrados al frente del grupo con miras según alguno de ellos lo manifestó de empezar a sacrificarnos uno a uno si el Ejército no cesaba su ataque». (Informe del TEI, página 45)

Dice el Tribunal Especial de Instrucción, el cual estudió minuciosamente las pruebas y tomó centenares de declaraciones: 

“…Para el tribunal los disparos que quitaron la vida de los rehenes en el baño, fueron hechos por los guerrilleros que dominaban aquel sitio…”. (Ibídem)

El abogado Gabriel Salom en su declaración explicó como asesinaron a su lado al magistrado Manuel Gaona Cruz: 

“…Manuel Gaona me tomo a mí de la mano y empecé a salir con él y con otro Magistrado que no le vi la cara, porque no podía yo caminar, yo me arrastraba y ya en la puerta del baño nos dijo el comandante: tranquilos que a ustedes no les va a pasar nada, ya que son mi última carta de salvación.

 Sin embargo cuando nos dijo que siguiéramos recostados muy cogidos de la mano Manuel le dijo (entre otras cosas) que eso no podía ser porque de todos modos nos iban a matar y fue en ese momento cuando sin habernos movido de nuestro sitio cuando empezaron a disparar contra nosotros y sentí un fuerte golpe en la espalda, que me botó hasta el rincón y enseguida pesadamente cayó sobre mi cabeza la de Manuel Gaona, quién manaba por la misma, gran cantidad de sangre. También en ese momento sentí los primeros impactos de bala en mis piernas, toda vez que inicialmente sentí unos fuertes corrientazos y un calor extraordinario para perder posteriormente toda sensibilidad en las mismas.

 En esta posición, es decir, debajo de Manuel Gaona, permanecí yo creo que por espacio de una hora y pude advertir que Manuel Gaona estaba exangüe…” (Informe del TEI, página 48)

Esto sucedió hace 30 años, y se viene ocultando sistemáticamente por la mayoría de los medios de comunicación, con el fin de desorientar a la opinión pública sobre la tenebrosa conducta de los miembros del M-19, algunos de cuyos miembros hoy cogobiernan a Colombia, y ondean en la Plaza de Bolívar las banderas de ese  movimiento asesino, mientras denostan de la actuación de las fuerzas del orden. 

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