Queridos oyentes estamos perdiendo el país, así, tan duro como suena. Si ustedes se permiten una breve cronología en este drama fundamental para Colombia, tendríamos que empezar por lo ocurrido en el sur, en el sur del Pacífico, en el departamento de Nariño y sus alrededores, sembrados de coca hasta los tuétanos, donde unas bandas criminales son dueños del terreno y hacen lo que les viene en gana y siguen sembrando la coca y siguen despachando por el océano Pacífico en sumergibles o en lanchas que van para el sur, para el norte, según la estrategia mercadotécnica disponible, y son los que mandan. Las cosas siguieron su curso hacia el norte y vino el famoso bloqueo a la carretera Panamericana. Mientras las bandas criminales acababan de afianzar su poder en las rutas del océano Pacífico por el departamento del Cauca y el Cauca se volvió también invivible, insoportable. Y esa situación del departamento del Cauca nos dolió hasta el extremo donde tiene que dolernos la pérdida de un lugar de la República, la pérdida para el derecho. Dicen que Colombia es un Estado de derecho, pero no dicen para quiénes; lo del departamento del Cauca fue atroz, donde los indígenas jugaron la carta muy elemental y muy fácil de permitir la acción de los bandidos, siempre y cuando compartieran con ellos los productos de su bandidaje, hasta que estuvieron en manos de esos bandidos y ahí vienen las cosas que vienen y pasan las cosas que están pasando para escándalo de Colombia y para escándalo del mundo entero…