El Fin de la fiesta

Queridos amigos de La Hora de la Verdad, cuando hay que aplaudir, se aplaude, cuando hay que poner las cosas en su sitio, eso es lo que corresponde. Nos estábamos alegrando inmensamente del golpe genial que le dieron Ejército y Policía a las mingas indígenas cuando estaban en Bogotá, tomando por asalto los laboratorios para el procesamiento de cocaína que tenían en el Caquetá, especialmente en el Cauca y en el Caquetá, en el piedemonte, en la zona montañosa, destruyéndolos unos enclaves de producción de coca ¿Qué es lo que les interesa? ¿Qué es lo que les importa? ¿Qué es lo que los mueve? ¿Qué fue lo que los trajo a Bogotá? Garantizar a través de unas movilizaciones la incapacidad del Ejército y de la Policía de manejar esa zona y de impedir que siga pululando o prosperando el negocio maldito de la coca. Y eso lo aplaudimos. Nos pareció un golpe genial. Nos pareció extraordinario, una maravilla. Lo que no podemos aplaudir es el fin de la fiesta. El fin de la fiesta que indica que en esta ciudad, en Bogotá y probablemente en el país, no hay autoridad…

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