Cuéntenos, General Naranjo

Antes de que tome posesión de la Vice Presidencia de la República, cuéntenos, General Naranjo, ciertas cosas que los colombianos tenemos derecho a saber.

Cuéntenos qué hizo para impedir el asesinato de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, cuyo custodia le estaba en comendada a usted, como Capitán de la Policía.

Una de las preguntas más inquietantes sobre el Holocausto del Palacio, aquel trágico 6 de noviembre de 1.985, es el por qué de la desprotección absoluta del Palacio, con Magistrados amenazados de muerte todos los días por la mafia que podría ser extraditada, aprobada que fuera la sentencia que iban a proferir.

Usted era el encargado de la seguridad de los magistrados y usted se reunió con el Presidente de la Corte, Reyes Echandía, pocas horas antes de su muerte. Y usted entró y salió de aquel Palacio desprotegido, sin que se sepa qué hizo por evitar que la Policía incumpliera su deber de vigilancia. O no hizo nada, tal vez. ¿Qué es lo suyo en aquella tragedia? ¿Complicidad o ineptitud? Cuéntenos.

Contra toda lógica, después de semejante descalabro, asesinados sus protegidos, usted llega a Coronel y lo asignan nada menos que para el Valle del Cauca, epicentro de desenfrenada acción de los narcotraficantes. Los Rodríguez Orejuela están presos, no por obra suya, pero viven como reyes en la cárcel de Palmira, en un palacio construido a su medida, desde donde hacen y dicen lo que les da la gana. Tienen chef propio, salas de reuniones, entran y salen cuando se les antoja.

Dirá que usted no cuidaba las cárceles. Pero sí el orden público. No podía permitir esa versión de la Catedral de Escobar. De ese palacio los sacamos, por orden del Presidente Uribe, no contando con usted sino con el General Héctor Fabio Velasco. Y los llevamos a Cómbita. Y enfrentamos al juez que quiso liberarlos. Y el país sabe lo que pasó después. ¿Por qué los Rodríguez Orejuela siguieron en Palmira, viviendo y mandando a sus anchas? Usted lo sabe. Cuéntenos.

A usted lo vinculan con el cartel del Norte del Valle y en particular con el desgraciado “Jabón”. Y no nosotros. Estamos viendo registros de tres medios de comunicación de las FARC, que lo llaman a usted “Coca Naranjo” Sin duda, una infamia. Pues ha tenido suficiente tiempo para exigirle a las FARC que lo reparen moralmente. Nadie toma tan largas temporadas en La Habana, sin que se sepa por qué, que usted, General. ¿Por qué las FARC no rectifican? Cuéntenos.

Pero no son solo las FARC. El 3 de marzo de 2.008, el Ministro de Relaciones Interiores y Justicia del Gobierno de Venezuela, Rodríguez Chacín, el hombre más poderoso del Régimen en aquel entonces, después de Chávez, claro, dijo en rueda de prensa que usted tenía vínculos muy estrechos con la mafia narcotraficante. La cosa venía con ocasión de la muerte de “Jabón” en ese país y por aquellos días. Seguramente, otra infamia. Pero en 9 años hubieran podido presentarse excusas y rectificaciones de aquel nuevo mejor amigo. Y no las hubo. ¿Por qué? Cuéntenos.

Volviendo al cartel del Norte del Valle y a sus atrocidades, está claro que el hombre clave en las relaciones de ese grupo atroz con autoridades regionales y nacionales, fue el Coronel Danilo González. Lea, quien tenga alguna duda, el libro “POR QUÉ LO MATARON”, de Enrique Gómez Hurtado, y no le quedará ninguna de la relación inmediata de ese delincuente con el crimen de Alvaro Gómez Hurtado. (Páginas 163 y ss de la obra)

Como jede de inteligencia de la Policía, usted debía saberlo todo sobre ese tenebroso colega. Y nunca dijo ni hizo nada sobre el particular. Sin duda, porque era su íntimo amigo. Asesinado el 25 de marzo de 2.004, ya como simple civil, su muerte fue despedida con horror por la prensa. Y usted asistió a su entierro, a expresar condolencias a su familia. ¿Qué le contó ese gran amigo suyo de sus relaciones con el cartel del Norte del Valle y sobre el asesinato de Gómez Hurtado? Cuéntenos.

El 22 de mayo de 2.006, en enfrentamiento con tropas de Ejército murieron 10 de sus hombres de la Policía, 7 anti drogas, 3 que reclutaron de afán y un civil que nunca se supo lo que hacía con los policías. Usted fue el tambor mayor de las acusaciones contra el Teniente Castro y sus hombres, condenados de la manera más inicua a 756 años de prisión.

Fue un error y no un mandado al narcotráfico, como se dijo sin prueba alguna. Fue un enfrentamiento fortuito y no una emboscada. Y todo por su culpa, General Naranjo.

Ya que va a ser nada menos que Vicepresidente, cuéntenos que hacían sus hombres en ese lugar, en Potrerito, Jamundí, sin orden de operación, sin uniformes y con armas largas, sin aviso al Ejército. Y por casualidad, aquello ocurrió en los días en que su propio hermano, General, fue capturado por la policía alemana y condenado a 7 años de prisión como narcotraficante, seguramente por equivocación. Cuéntenos.

Y cuéntenos por qué desvió usted la investigación por mi atentado, planteando la supuesta intervención de una mano negra de extrema derecha, cuando sabía, de primera mano, que fueron las FARC quienes trataron y siguen tratando de matarme. Cuéntenos.

 

 

 

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