No ha medido suficientemente el país lo que significa la crisis en la administración de justicia. No lo hemos medido los colombianos. Eso es de unas dimensiones sencillamente colosales porque es perderle el respeto a la entidad que más respeto merece, a la función más sagrada que se cumplía al interior de una sociedad cualquiera, la de impartir justicia. Quienes imparten justicia deben ser los justos por excelencia. Una justicia impartida por corruptos es una contradicción en los términos. Eso no puede suceder, que sean ignorantes y que sean elementales y que sean simples y que no sean los mejores de los juristas del país ya sería grave, pero que sean corrompidos, pero que se presten para el juego de los peores criminales y que se pongan en favor de ellos, eso es de unas dimensiones sencillamente colosales…