CONEJO MULTIMILLONARIO

 

Nadie tendrá cuenta exacta de las veces que el Presidente Santos juró, prometió, hizo protesta de que nunca “implementaría” su acuerdo con los bandidos de las FARC sin refrendación popular. Pero su palabra es leve como el viento, frágil como la de ciertas celebradas damiselas,  inconstante como la de cualquier rufián de esquina. 

Santos-De La Calle propusieron el Acuerdo como tratado internacional. El pueblo dijo no. Como tal acuerdo especial lo mantienen.

Propusieron Reforma Agraria con un robo de diez millones de hectáreas. El pueblo dijo no. Pues se le van a robar diez millones de hectáreas a los campesinos honestos del país.

Propusieron reducir el campo a parcelas familiares y comunitarias. El pueblo dijo no. El comunismo empezará por el campo.

Propusieron inversiones que destruyen la economía y arruinan al país entero, el campo incluido. El pueblo dijo no. Pues mantienen ese disparate leninista estaliniano.

Propusieron abrirle espacio a la cocaína, limitando su mentida lucha a la la tarea de convencer coqueros para que siembren lo que les produce menos de la décima parte que hoy ganan. El pueblo dijo no. Pues adelante con la protección a la narco mafia.

Propusieron la guerra nueva, la que convinieron contra los llamados paramilitares, esos que identifican con cualquier enemigo presente o pasado de las FARC. Pues adelante con la guerra a la que el pueblo le dijo no.

Propusieron un Tribunal de Justicia a su medida, para que sirva de pila bautismal para los bandidos y de horca caudina para los demás, empezando por los miembros de las Fuerzas Armadas. El pueblo dijo no y Tribunal de justicia politizado, vengativo, comunista tendremos.

Propusieron impunidad para los autores de delitos de lesa humanidad y el pueblo dijo no. Pues adelante con la impunidad.

Propusieron que esos criminales pasen de Cuba al Congreso de la República. Indignado, el pueblo dijo no. Pues para el Congreso vienen.

Propusieron que además de diez curules gratuitas en el Congreso, se crearan 16 circunscripciones electorales para Cámara de Representantes, en lugares del dominio de las FARC. El pueblo dijo no y quedaron las 16 circunscripciones para sus amigos.

Propusieron que con una disculpa o con otra mantendrían armados sus grupos de matones. El pueblo dijo no y el llamado nuevo acuerdo conserva los matones armados, para proteger a sus jefes, claro.

Propusieron ignominiosa dictadura de Santos, incluidas facultades legislativas omnímodas, aberrantes. La dictadura queda en pie, a pesar de que el pueblo dijo no.

Propusieron una “Comisión de Seguimiento, CSVR”, que será dueña del país entero, con los tres poderes del Estado en sus manos. El pueblo dijo no y la Comisión de Seguimiento se conserva intacta.

En suma, lo conservaron todo, con cuatro palabras de consuelo y despiste. Esas 310 páginas de ahora serán norma supraconstitucional, que regirá para siempre sin contar con el constituyente primario que ya las rechazó. 

Pero no es necesaria la refrendación. Ya escucharon al pueblo, lo interpretaron e hicieron lo que más les gusta. Lo que les da la gana.

No quede margen de duda sobre lo que se viene. Después de esta burla a la soberanía nacional; después de esta trampa grotesca; después de esta agresión contra el 83% de los electores colombianos, lo que nos espera es ahora sí y de verdad, una guerra. La que tanto querían Santos y De La Calle, la van a cosechar después de las semillas de odio que han sembrado. 

 Eso es lo que pretenden hacer con un país país ultrajado, empobrecido, gobernado por los mismos corruptos que se alistan para refrendar el tramposo Nuevo Acuerdo.  De derrotados, vapuleados, destruidos, pasan a refrendadores de la voluntad popular. ¡Eso faltaba!

 

 

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